sábado, 9 de septiembre de 2023

Ricardo Luis Trombino

Ricardo Luis Trombino | Fotografía: Camila Toledo



Ricardo Luis Trombino. Profesor y Magister en Letras, docente en la Universidad Nacional de San Juan. Estudioso y divulgador de la literatura sanjuanina. Creador y conductor de programas radiales en Radio Universidad de San Juan. Colaborador en periódicos y revistas. Su creación poética aparece en antologías provinciales, nacionales y de Chile. Libros de poesía: El azar de las palabras (1993); Territorios de fin de siglo (2000) y Persistencia lejana (2009). Editor de la plaqueta Poemas de Necesidad y Urgencia. Organizador y Jurado de concursos de poesía, cuento y ensayo. Conductor de Talleres Literarios desde 1984. Cantautor, participante en diversos recitales y festivales, además de grabaciones en discos compactos editados en San Juan. contacto: ricardotrombino59@gmail.com 
  


CANTO RODADO

Es cuestión de las acequias, en tiempo ayer las palomas,
el sueño en la montaña nueva y los pies cansados 
de empujar arriba el peso de una aventura a lo alto.

Me dijeron una vez vale la pena, sí, 
la mecida tonada de un recuerdo
cuando la torcaza sobrevuela nombres quietos de la siesta.

Empujé travesías a desgano de piedras
con un fulgor zonda calcinando entusiasmos.
Busqué en sombra de algarrobo la respuesta del desierto,
agua como vena por debajo de la tierra.

Tiré piedras en el río del verano, 
espejé en su caudal mi poesía;
me llevó rodando a los sueños de la nieve,
me trajo cordillera en cristalinas gotas
y descubrí en su arena mi destino.

Hoy, poeta deletreando los cerros,
acunando en el valle comisura de olvidos, 
abrazo una guitarra de árbol recuerdo
y canto un poema, me reúno con los álamos,
me refresco la historia en las acequias;
viene en remolino el ayer, días infancia de los pájaros
que enjauló el pavimento de otra costumbre,
una traición por la espalda del sueño.

... Y este grito hecho verso rasgando vientos de la tarde,
palabra que me salva para crear de nuevo
el horizonte postergado. 
Y me invento otra calle para despertarme,
saludo a los pájaros en la incertidumbre del lucero
para que me nombren los días futuros 
y se meza entre los álamos mi renovado canto,
poema despojado, desnudo,
la voz creadora de mis ojos en la urdimbre del río distante,
en la cumbre del agua gestando racimos.

Ando entonces, desde entonces, 
como canto rodado,
pariéndome otra vida
mientras ruedo por el tiempo de los sueños
en despojo y apropiación del mundo,
hilo de sol en mis aristas,
dorada huella en la veta de las búsquedas.

Tengo el nombre de la sed bautizándome los años
y el lagar de estos poemas para beberme otra vida.

(del libro Persistencia lejana, Vinciguerra, Bs. As., 2009)


SOFÍA  

Distante en la noche de los grillos
Sofía me mira.
Por la médula del insomnio se posa en los árboles,
gesticula un abrazo hasta el fondo de mi sueño,
adelgaza las paredes con el ansia de su boca,
pasea con su estrella el vértigo de las horas.

Siempre sonríe. 
Con un manso murmullo atraviesa la lluvia.
Sofía no duerme.
Por la pupila de su tiempo camina un desvelo.
Y en el fondo de todos los pasos y después de todo
mi verso la toca en total posesión de palabras.
Se viste con recursos que esgrime mi alfabeto.
Es el antes y el después de cada poema extraviado

En la profunda sombra del plenilunio
baila en punta de labios por mi deseo insomne,
juega con una cercanía cada vez más lejana.
Yo me voy tras un perfume
que se estaciona en la piel de los árboles
y se desgasta en el viento la caricia azarosa

Sofía canta,
deja en mi guitarra la exacta sílaba de las búsquedas.
Luego la nombro y ninguna mujer la recuerda,
todas ellas me preguntan por Sofía
y yo deposito en cada mano las letras de su nombre.

Me miro en el espejo
en el mapa de todas las arrugas...
Sofía nace de mis lágrimas,
me toma las manos y me besa.
Me diluyo en relojes de agua por la urdimbre de su sangre,
salto calendarios, la llevo y me deja;
retorna y me pierdo por miedos y audacias.
Nos abrazamos 
mientras un libro gira suave las hojas de una historia

Sofía escribe.
En mi garganta repite palabras de algún día lejano.
Tiene una silueta para el amor de todos mis veranos
y una ausencia parecida a cada invierno.
Sofía vuelve,
siempre vuelve Sofía para salvarme la pena.
Toda ella me duele en la piel y me brota en la risa.

El rostro de Sofía
                        es un eco de todos los abrazos perdidos.


(del libro Poesía Argentina Contemporánea, Fundación Argentina para la Poesía, Bs. As., 2013)




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