lunes, 11 de septiembre de 2023

Luis Alfredo Villalba

Luis Alfredo Villalba | Fotografía: Camila Toledo.



Luis Alfredo Villalba nació en Mendoza, en 1939. Poesía: Justificación de la Piedra, Poemas, A pesar de mí mismo, Persona, La muchacha del café, Hoteles baratos, Fotogramas, Aguas vivas y Contra el cielo y a favor de la tierra. Narrativa: La esquina a mitad de cuadra y Los cuerpos (novelas), Cuentos a contrapelo. Literatura para la infancia: los libros Cuentos para leer en la salita, Cuaquito y Viajes alrededor de una maceta. Cuentos y adaptaciones, en revistas. Cine y video: guiones y montaje de cortometrajes, y de largometrajes experimentales: El Hijo, Reflejos, la Cría y Mi tío Claudio. Escribió y dirigió Fiestas de la Vendimia, nacionales y departamentales. Fue docente de cine, en guion, taller de escritura y estilos cinematográficos. 


CUERPOS Y COSAS

las cosas nos recuerdan que los cuerpos estuvieron
no porque las cosas pertenezcan a los cuerpos

sino porque cada abrazo guiño golpe
modifica el espacio
cada gesto mano pierna torso acumula movimientos
forma ropas platos casas camas
adyacencias de los cuerpos
y los cuerpos adyacentes
se conjugan en ropas platos casas camas
en puertas donde se enhebran sombras y paredes
en sábanas que descubren amores o cubren fiebres
en zapatos donde un hombre cabe y cabe el mundo
en aromas calientes de verduras que se cuecen

los cuerpos adyacentes advierten sus presencias
resbalan sobre sus planos inclinan sus preferencias
eligen un ritmo y un jadeo punzante y un silencio ahuecado

y los cuerpos yacentes
son cosas que alguna vez tuvieron nombre
cárceles
prudencia
vinos dulces
ideas pelo calles libertades
botellas vacías vuelcos del corazón y marcas en el rostro

los cuerpos yacentes
son marcas débiles o profundas
son ahora en otros rostros
fuertes cicatrices en otras almas

las cosas nos recuerdan que los cuerpos estuvieron

(de Persona, 1991)



LASCIATE OGNI SPERANZA, VOI CH'ENTRATE

Las crestas suaves del fondo del mar
mecen su cuerpo ahogado, tendido entre algas verdes, pardas y rojas.
Los pececillos mordisquean los ojos, los labios 
y otras partes blandas de sus restos.
A las orejas aún no le hincan el diente
y tal vez escucha un eco de voces seductoras
que canta loas en las grietas de un barco que ya no flota:
¡La esperanza es lo último que se pierde!
Yo creo que es lo primero que hay que perder
si uno aspira conservar el cuerpo entero
con sus partes duras y sus partes blandas. 
Quisiera entrar al infierno de Dante para que cumpla su promesa:
Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate,
porque la esperanza es el opio de los pueblos.

Entonces, ¿nada?
Sí, el instante inasible, pero vivo.
¿Nada más?
No, nada menos. 

Mi cuerpo acecha, con la guardia entreabierta
los relámpagos ciegos, la duración del azar.

(poesía inédita)

No hay comentarios

Publicar un comentario

© Festival Internacional de Poesía de Mendoza 2023
Maira Gall